29 Jun La recuperación del sector del transporte de viajeros por carretera se ralentiza debido al precio de combustible, la guerra y la crisis de componentes.
La gran recesión, creada por el COVID-19, en el sector del transporte de viajeros parece haber quedado atrás y los operadores y fabricantes están volviendo a tener reservas y pedidos. Aunque parece que se ve la luz al final del túnel, la recuperación esta siendo más lenta de lo esperado por culpa de varios factores externos.
En primer lugar, el precio del combustible y de la energía hace que muchos de los servicios sean deficitarios, así como una subida general de precios que contrae la demanda. Tener índices de más de 2€/L hace que concesiones públicas previas a estas subidas sean totalmente deficitarias y sea una ruina para las empresas concesionarias. Para el discrecional, los precios de los tours y servicios han subido más del 20% solo para paliar una subida indiscriminada de este coste.
La guerra acontecida entre Rusia y Ucrania ha marcado Europa como zona de conflicto y muchos de los turistas que tenían previsto pasar unas vacaciones en territorio nacional, han escogido otros destinos turísticos para el año 2022. Estadounidenses, japoneses, chinos etc… han escogido otros destinos viendo una posible guerra en Europa.
Por último, y no menos importante, la crisis de componentes como los semiconductores y microchips, hace que la producción de autobuses y autocares se vea afectada críticamente, dado que no se pueden encontrar dichos componentes en e mercado y si se encuentran son con precios un 80% mayor.
En conclusión, las previsiones de recuperación del sector se traspasan a 2023, siendo 2022 un año de transición después del Covid-19.
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