08 Mar ¿Electromovilidad o propulsión por hidrógeno? ¿Tecnologías excluyentes o cohabitables?
La proliferación del hidrógeno como combustible alternativo ha generado un nuevo paradigma en la movilidad urbana e interurbana.
Cuando parece que la electromovilidad se está consolidando, mejorando sus prestaciones en cuanto a autonomía e infraestructuras de carga, entra en juego, con mucha fuerza, un nuevo actor posiblemente inesperado a corto plazo – «el hidrógeno«.
Se abre el debate de ¿Qué tecnología ofrece mejores prestaciones? ¿Cuál es más eco-friendly? Los fabricantes del mundo de la automoción ven como sin haber amortizado las milmillonarios inversiones para desarrollar motores eléctricos, deben decidir si seguir apostando por la electromovilidad o por contrario invertir en la propulsión por hidrógeno. La carrera por la hegemonía parece que insta a todos los agentes del mercado a apostar por ambas tecnologías, en caso contrario la obsolescencia está a la vuelta de la esquina.
El tiempo de carga es vital y en este aspecto la propulsión por hidrógeno ofrece más rapidez de carga que la carga eléctrica. La infraestructura (puntos de carga, estaciones de carga para VI), así como la cantidad de energía necesaria son un obstáculo para la movilidad eléctrica. La mayoría de ciudades no están preparadas para una electromovilidad eficiente, la gran inversión que se debe realizar hace que la implementación sea muy a largo plazo.
El coste de las tecnologías es dispar, dado que la consolidación y la competencia han hecho que la tecnología eléctrica se acerque a unos precios de mercado asequibles. Por el contrario los vehículos propulsados por hidrógeno están lejos de serlo, la escasa competencia y por ser una tecnología en desarrollo así lo demuestran.
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